martes, 16 de noviembre de 2010

LA ÉTICA Y LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

LA  ÉTICA Y LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA.
En la Investigación Científica.
En el campo de la investigación, al igual que en la vida diaria, es indispensable mantener una conducta ética. La ciencia es una actividad social por excelencia y en su ejercicio se presentan numerosas situaciones en las que se deben aplicar principios éticos. No sólo se trata de cumplir con las obligaciones morales del hombre hacia los demás sino también del ejercicio del método científico, que tiene como meta arribar a la verdad del conocimiento, principio en que se basa la ciencia misma.
El trabajo del investigador, por ser una actividad encaminada a la búsqueda de un conocimiento de la realidad física, lleva consigo, como exigencia propia, la obligación de mantener una plena veracidad de todas y cada una de las fases por las que atraviesa la investigación, desde el planteamiento del problema objeto de estudio, a la realización de los experimentos o a la interpretación y comunicación de los resultados que obtiene. Esta exigencia ética tiene su raíz en la naturaleza misma de la actividad científica y requiere que el investigador pueda realizar dicha actividad libremente.
La libertad ante la verdad es un presupuesto necesario, sin el cual no es posible la actividad investigadora. Sólo la verdad determina la Ciencia, que goza de una autonomía basada tanto en su independencia metodológica, como en la neutralidad en el planteamiento de los problemas y en la interpretación de los resultados. La autonomía se fundamenta, además, en la exigencia de objetividad inherente al mismo método científico, que requiere una continua crítica de los conocimientos adquiridos.
El investigador ha de conseguir ser libre frente a cualquier tipo de "prejuicio" que le ate y dificulte su tarea, ya que, si lo hubiera, no podría encontrar más que interpretaciones parciales. Debe ser libre frente a "dogmas científicos", es decir, verdades provisionales que a veces, que pueden establecerse en el mundo científico como absolutamente definitivas; libre frente a sus propios intereses personales o ideológicos, o frente a las imposiciones de un posible funcionalismo técnico que considerase como conocimientos válidos sólo aquellos que puedan ser de aplicación inmediata.
La libertad lleva unida, de forma inseparable, la responsabilidad. Por ello, es lógico que el sentido de responsabilidad, tanto en la búsqueda de nuevos conocimientos como en las aplicaciones prácticas de los hallazgos, sea considerado como valor ético primario esencial del investigador. Como señala Weinberg, "de todos los rasgos que cualifican a un científico, como ciudadano de la república de las Ciencias, yo pondría el sentido de su responsabilidad como científico, en la cima. Un científico puede ser brillante, imaginativo, hábil con las manos, profundo, amplio, limitado, pero no es gran cosa como científico, a menos que sea responsable. La esencia de la responsabilidad científica es el impulso interior, la necesidad interna de ir al fondo de las cosas, el descontento hasta que lo ha hecho. Expresar las reservas de uno, plena y honestamente, y estar preparado a admitir el error". La responsabilidad no es sólo necesaria en situaciones difíciles, en que las decisiones que han de ser tomadas conllevan consecuencias de clara proyección social, como el control nuclear y de armas, el uso de material tóxico, la selección de modos de producción y conservación de la energía, etc., sino también ante otros muchos aspectos de la vida cotidiana de la Ciencia.
En la Ciencia y la Tecnología.
La clonación, los alimentos genéticamente modificados y las tecnologías son el resultado de importantes adelantos científicos y técnicos. Esos adelantos pueden contribuir al bienestar de la humanidad, pero suscitan toda una serie de cuestiones en el plano ético.
La ética de la ciencia y la tecnología constituye la prioridad más importante del Sector de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO. Habida cuenta del papel dirigente que desempeña en el plano de la ética a nivel internacional, la Organización tiene por objetivo tratar los problemas morales planteados por las innovaciones científicas y tecnológicas. Esas innovaciones exigen a las comunidades humanas no sólo que den muestras de espíritu de creatividad, sino que adopten las medidas apropiadas para asegurarse de que los adelantos científicos y tecnológicos se utilizarán en beneficio de toda la especie humana. El rápido progreso de la ciencia y la tecnología es fascinante y supone un desafío constante para nuestra imaginación y nuestras expectativas, pero exige al mismo tiempo que ahondemos nuestra comprensión de sus repercusiones éticas. Por otra parte, cabe decir que la ciencia y la tecnología pueden suscitar temores y generar riesgos. Los peligros que pueden derivarse de ellas para el medio ambiente y la salud del género humano y las especies animales no sólo plantean incertidumbres en el ámbito estrictamente científico y tecnológico, sino que además suscitan preocupaciones en el plano económico, social y ético. Para responder a esas incertidumbres, es necesario efectuar un análisis detenido y sistemático de las mismas en el que han de participar no sólo los científicos, sino también los encargados de la elaboración de políticas y el público en general. Un debate más documentado puede establecer un nexo entre los medios científicos y la sociedad, así como proporcionar una base fiable para la adopción de decisiones en materia de políticas.
Los desafíos principales
Las actividades que lleva a cabo la UNESCO en el ámbito de la ética de la ciencia y la tecnología tienen por objeto situar el progreso científico y tecnológico en un contexto de reflexión ética arraigado en el patrimonio cultural, jurídico y filosófico de los Estados Miembros. Con el asesoramiento de la Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la Tecnología (COMEST), la Organización ayuda a los Estados Miembros a analizar las preocupaciones de índole moral vinculadas a la ciencia y la tecnología, poniendo a su disposición los conocimientos especializados que posee en diversos ámbitos de la ética aplicada, en especial mediante:
           Estudios relativos a la ética del medio ambiente y la definición del principio de precaución. En estos estudios se proporciona una información clara para que los científicos y los encargados de la elaboración de políticas puedan establecer principios éticos pertinentes. Se están examinando las propuestas para preparar un plan de estudios básico de ética ambiental y se han acopiado en la base de datos los programas ya existentes sobre esta disciplina.
           Estudios sobre la ética de la ciencia, relativos a los posibles usos indebidos y dobles utilizaciones de la tecnología, así como a los códigos de deontología para científicos.
           Estudios sobre ética de las nuevas tecnologías y tecnologías incipientes –por ejemplo, nanotecnologías, tecnologías espaciales, etc. – para preparar a los encargados de la elaboración de políticas y el público en general a los futuros debates sobre la ética.
           La enseñanza de la ética, iniciando y desarrollando actividades educativas y elaborando sistemas de evaluación de la calidad, a fin de que los científicos y profesionales jóvenes adquieran un conocimiento suficiente de las cuestiones éticas relacionadas con las disciplinas de su especialidad. Se ha publicado material pedagógico como manual titulado
La ética de la ciencia necesita establecer una relación muy estrecha con la ciencia propiamente dicha porque, como dice el adagio, “la ciencia sin ética es ciega, y la ética sin ciencia es algo vacío”.
Finalmente, es de considerarse que la ética como disciplina del ser en sus múltiples dimensiones y estadios (en devenir, en relación, en situación, en comunicación) no es un fin último y acabado. La ética es parte indisoluble del proceso de vida del ser humano y de la humanidad como totalidad, esto quiere decir, que en la medida que las sociedades avancen en el tiempo consumando nuevos conocimientos y conjugando nuevas formas de abordar la realidad siempre estará implícita una valoración ética de esos conocimientos, de la finalidad de los mismos y de cómo se adquirieron. Y si esta noción ética se fundamenta en el respeto y en la comprensión humana el desempeño de la ciencia siempre estará en pro de la humanidad.

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